Cuidado con el frío

Equipo de caza

Más o menos todos los cazadores somos conscientes de los perjudiciales efectos del calor sobre nuestras armas y municiones; sin embargo al hablar de los efectos del frío muchos se extrañan y desconocen que éste pueda dañar en algo el equipo del cazador.

Pues sí lo hace, y conviene saberlo.

En primer lugar, un intenso frío puede provocar que los mecanismos de nuestras armas se vuelvan más duros, pudiendo incluso bloquearlos o agarrotarlos…

¿Cómo se puede llegar a esta situación?, muy sencillo: mientras mantenemos nuestras armas en su funda, dentro del coche, es normal que debido al cambio de temperatura existente entre el lugar donde está el arma y el exterior, ésta “sude”, condensando un poco de agua sobre el cañón y la carcasa e incluso en los mecanismos de disparo… Este agua se puede convertir en un serio problema en el momento de sacar el arma, puesto que pronto se convertirá en hielo, pudiendo originar el bloqueo que antes comentábamos.

El hielo acumulado puede incluso tapar la boca del cañón, actuando como elemento de retención y ese aumento de presión puede llegar a hacer que el cañón reviente en el peor de los casos (mucho hielo acumulado) o, una deformación en el cañón (si la cantidad de hielo es más escasa). Resulta por tanto de vital importancia que permanezcamos constantemente atentos a la formación de hielo en el interior del cañón cuando el frío sea intenso; revisaremos los cañones a cada parada o como mucho, cada cuarto de hora.

¿Y a la hora de guardar el arma?, ¿es la solución por tanto guardar el arma sin funda? Tajantemente no…un arma que se guarde en un lugar muy frío durante mucho tiempo puede llegar a oxidarse fácilmente, ya que el metal suda y esa agua se transforma poco a poco en óxido, que puede llegar incluso a soldar los mecanismos entre ellos, inutilizando por tanto el arma.

¿Qué hacer entonces? Si tiene que dejar en arma durante algún tiempo en un lugar frío, le recomendamos que no la tape y que se cerciore de que la deja perfectamente seca. A ser posible, buscaremos un lugar ventilado.

Además conviene saber que para los armeros se comercializan útiles deshumidificadores que eliminan la peligrosa humedad de su interior.

Deberemos tener también mucho cuidado con los aceites, que pueden llegar a helarse y endurecerse, bloqueando también los mecanismos. Por tanto, procuraremos mantener limpia el arma pero sin abusar de aceites ni grasas. En caso de que el arma esté engrasada, utilizaremos algún desengrasante antes de utilizarla, procurando eliminar además cualquier aceite con disolvente; una vez seca, podemos lubricarla con grafito en polvo o con la aplicación de un recubrimiento de teflón.

Por último en cuanto a las armas, convendrá prestar atención al estado de los muelles presentes en los mecanismos de disparo, seguros, cargadores… puesto que pueden perder elasticidad a causa del frío y partirse.

En cuanto a la munición, a pesar de que en principio el frío no le afecta en gran medida, debemos ser conscientes de que si cazamos en una zona de temperaturas muy bajas (10, 11, 12.. grados bajo cero, temperaturas muy difíciles de alcanzar en nuestro país), la presión que genera el cartucho al ser disparado puede llegar a decrecer, perdiendo efectividad. Como medida de prevención para evitar estos problemas, podemos llevar la munición por dentro de la prenda más exterior que usemos y no por fuera.

Esto es especialmente importante si usamos rifle; puesto que los cartuchos de escopeta son menos sensibles al frío que los de rifle, aunque nunca estará de más ir sustituyendo los cartuchos de la recámara por otros más protegidos del frío cada vez que hagamos una parada.

Otro elemento con el que habrá que tener muy especial cuidado es el de la óptica, de hecho los visores son los que más sufren los efectos del frío, puesto que se empañan con facilidad, haciéndose totalmente inservibles para el cazador.

Para evitar esto, dentro de lo posible llevaremos siempre el visor destapado, para que no sufra cambios de temperatura bruscos. Asimismo deberemos evitar la formación de vaho con nuestra respiración, para lo cual procuraremos ponernos lo más alejados posible del visor.

Llevar con nosotros algún producto antivaho nunca es mala idea (en caso de no disponer de él, debemos saber que la saliva puede funcionar bien como desempañante de emergencia).

Por último, señalar la enorme importancia que tiene evitar los cambios bruscos de temperatura para nuestro equipo (oxidación de las partes metálicas, bloqueo de mecanismos, degradación de la pólvora…). Así si entramos en una cabaña o albergue, convendrá dejar armas y munición lo más alejado posible del calor directo (mucho cuidado con las chimeneas), procurando que el paso del frío al calor se realice siempre de una forma gradual, poco a poco (también deberemos poner precaución con estos cambios de temperatura con nuestro cuerpo, las gripes y resfriados están a la orden del día).

Publicado en: Caza, Equipo de caza

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