Principales lesiones durante el buceo, y cómo evitarlas

Salud y seguridad

A pesar de que el buceo es una actividad recreativa que puede ser realizada por todo el mundo: jóvenes, adultos y personas de la tercera edad; se debe tener en cuenta que existen diversos factores que pueden provocar lesiones de distinto nivel en cualquier buceador. Comúnmente, las lesiones afectan en mayor medida al buceador desprevenido, que no toma conciencia de los procedimientos y al final, termina padeciendo de dolencias tales como complicaciones en el oído, en los pulmones, en el sistema cardiovascular… entre otras.

En este sentido, queremos hacer hacemos hincapié en la necesidad de realizar un curso preparatorio en el que se nos instruya de manera adecuada sobre todas las precauciones que son necesarias a la hora de bucear.

Por otro lado y pensando en los buceadores más expertos, tampoco conviene pecar de confianza y abusar de la profundidad a la que estamos preparados físicamente para sumergirnos.

Y tanto para unos como para los otros, es prioritario realizar un estudio médico que determine si la condición de nuestra salud es la adecuada para la práctica de esta actividad.

Elaboramos este artículo pensando en la salud de los buceadores, en la necesidad de promover las buenas costumbres del deporte, buscando siempre poder continuar disfrutando de esta actividad tan enriquecedora.

LESIONES PRODUCIDAS POR AGENTES FÍSICOS

En el momento de realizar la inmersión y a medida que vamos obteniendo mayor profundidad, el cuerpo se verá afectado por la presión y por el frío. Estos factores pueden desencadenar lesiones o afectaciones físicas como la hipotermia, barotraumas, alteraciones en los oídos, trastornos pulmonares y enfermedades producto de la descompresión.

A continuación vamos a desarrollar cada una de las lesiones mencionadas:

  • Hipotermia: producida por las temperaturas bajas en las profundidades del mar. Incluyen factores como el tipo de corriente, la estación del año, la temperatura exterior… y, por nuestra parte, la capacidad individual para soportar el frío, ya que cada cuerpo es diferente.
    Dicho esto, no cabe duda que la edad es un factor que influye sobre la posibilidad de sufrir hipotermia, puesto que mientras más edad tiene un buceador, menor será su capacidad de sobreponerse a bajas temperaturas.
  • Barotraumas: nacen por los cambios de presión y afectan a varias partes de nuestro cuerpo, como los oídos, senos, pulmones, estómago, entre otros. Cada vez que profundizamos diez metros mar a dentro, la presión incrementa. Al iniciar la inmersión, los primeros diez metros son esenciales, debemos de estar atentos a las señales que nuestro cuerpo nos emite para evitar lesionarnos.
  • Alteraciones en los oídos: ocurren cuando la presión del oído medio no equivale a la presión ambiental mientras el buzo va descendiendo. El riesgo mayor se encuentra en los primeros cuatro metros, debido al cambio en el volumen de gas relativo al descender. Dentro de las lesiones más comunes del oído tenemos la otitis externa también conocida como el oído de nadador, la otitis media, barotitis media, entre otras.
  • Trastornos pulmonares: en este caso, hacemos énfasis en la revisión médica, ya que los pulmones son un órgano importante para realizar el buceo. Deben de estar en perfectas condiciones, es imprescindible que se haya descartado cualquier posible patología constructiva y/o cualquier enfermedad en la pleura.
    En este sentido, conviene recordar que es mejor evitar bucear cuando se tiene congestión, tos o cualquier otra dolencia relacionada con el pecho.
  • Enfermedades por descompensación: es muy poco común en buceadores recreativos y puede aumentar la probabilidad en los buzos comerciales. Existen factores que detonan esta enfermedad como la deshidratación, el cansancio, la realización de ejercicio físico después de bucear, inmersiones con temperaturas muy bajas, volar tras una inmersión, ascensos rápidos… entre otros.
    También puede producirse asfixia, lesiones neurológicas, confusión, cefalea y una manifestación tardía de la enfermedad por descompresión denominada osteonecrosis disbárica.

LESIONES PRODUCIDAS POR AGENTES QUÍMICOS

Llamamos lesión por agente químico a la que sucede por intoxicación por gases, esto provoca la saturación de los tejidos. Al sumergirnos profundamente, se respira un 39% de nitrógeno y un 21% de oxígeno, al estar el cuerpo sometido a gran presión, estos gases tienen la tendencia a penetrar en los tejidos. La lesión ocurre debido a que el oxígeno se metaboliza, pero el nitrógeno no. Cuando esto ocurre, da a lugar a un accidente por descompresión o bien, a un aeroembolismo.
A continuación te indicamos las lesiones que puede presentar un buceador por agentes químicos:

  • Toxicidad por oxígeno: ocurre por error del buzo, al emplear concentraciones inadecuadas de oxígeno, sumado a grandes profundidades, incrementa notablemente la probabilidad de padecer esta lesión. Los síntomas más comunes son el hormigueo, vértigo, vómitos, náuseas, entre otros.
  • Narcosis de nitrógeno: ocurre con mayor frecuencia entre los 30 y 90 metros de profundidad, también se le conoce como borrachera de las profundidades, ya que los síntomas son similares a la intoxicación por alcohol.
  • Toxicidad por dióxido de carbono: suele suceder por falta de conocimiento del buzo, ya que éste no aumenta su respiración de forma correcta durante la inmersión. Teniendo la costumbre errada de reducir el ritmo natural de la respiración para conservar el aire mientras desciende. Los síntomas suelen incluir cefalea, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos, entre otros.
  • Envenenamiento por monóxido de carbono: ocurre cuando la válvula de admisión del compresor de aire se coloca muy cerca del escape del motor. Produce dolor de cabeza, debilidad, confusión, entre otros.

PREVENCIÓN

La mejor herramienta de prevención que tiene un buceador es, sin duda, un correcto entrenamiento. Y para lograrlo necesita formarse bien y practicar con un guía profesional, capacitado y cualificado. También debe tener una buena salud, estar libre de afecciones pulmonares, cardíacas y circulatorias. Cualquier persona que padezca de enfisema bulloso o enfermedades cardiovasculares tales como una cardiopatía isquémica, hipertensión o arritmia, no debería practicar buceo, ya que existe una alta posibilidad de sufrir un síncope, el cual provoca la pérdida de conocimiento y si esto llega a ocurrir durante la inmersión, puede desencadenar un grave peligro para el buzo e incluso para aquellos que lo acompañen durante la inmersión.

De cualquier manera, al terminar de bucear, es recomendable destaparse los oídos para evitar infecciones.

Acompañar toda la actividad de un ordenador es clave, ya que es el instrumento mediante el cual podemos identificar realmente si estamos descendiendo más rápido de lo que deberíamos, conocer el tiempo de la inmersión, determinar la profundidad en la que nos encontramos… entre otros datos relevantes que bien empleados, nos evitarán una lesión en el futuro.

Es importante utilizar el equipo de buceo adecuado, el cual dependerá principalmente de la temperatura a la que se encuentre el agua; esta temperatura determinará la elección del traje de neopreno que mantenga el calor corporal y evitar la hipotermia.

Un buen consejo es mantener el mínimo movimiento del cuerpo, evitando agitarnos.

Si estás iniciándote en este maravilloso mundo, déjate asesorar por profesionales.

Etiqueta: Salud buceo
Publicado en: Buceo, Salud y seguridad

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