CALAMBRE DURANTE UNA INMERSIÓN—CÓMO ACTUAR

Salud y seguridad

Aunque en principio sufrir un calambre no tiene por qué suponer un problema grave, en los casos en los que el dolor es muy agudo, puede llegar a provocar una impotencia funcional pasajera. Por eso resulta muy importante que tengamos bien claro cómo debemos actuar ante un calambre.

Lo primero a saber es que muchos calambres se pueden, hasta cierto punto, prever con antelación. Efectivamente, lo normal es que, antes de que se produzca el calambre, notemos un dolor previo en la parte afectada. Por eso, si notas algo extraño o empiezas a tener dolor, lo más sensato es que suspendas de inmediato cualquier movimiento, al tiempo que intentas relajar la zona afectada, para lo cual te recomendamos que realices suaves masajes con la mano sobre la zona.

Pero también puede ocurrir que el calambre no avise y se presente de repente. Además de pillarnos desprevenidos, este tipo de calambres suelen ser los más dolorosos. Cuando esto te suceda, lo primero que debes hacer es tratar de mantener la calma, respirar de manera pausada y suspender todo movimiento. Nos colocaremos encogidos como un ovillo, para que con ambas manos podamos dar un buen masaje a la zona afectada; para ello frotaremos enérgicamente y daremos pequeños golpes con el puño.

Y es que, la gran mayoría de los calambres que sufre el buceador se dan en las piernas y pies, principalmente en las pantorrillas y gemelos.

Dicho todo esto, conviene resumir que, en caso de tener un calambre durante una inmersión, la forma más adecuada de actuar será la siguiente:

  • Para de forma inmediata el aleteo.
  • Informa a tu compañero de lo sucedido. Para ello deberás mostrar la palma de la mano con los dedos hacia arriba, abriéndola y cerrándola alternativamente.
  • Realiza el siguiente ejercicio: agarra la punta de la aleta y tira hacia ti. Con esto conseguirás estirar el músculo de la pierna.
  • Encógete en forma de ovillo e intenta dar un enérgico masaje con ambas manos en la zona afectada.
  • No intentes desplazarte hasta que el dolor remita. Si lo haces puedes aumentar el estrés propio de situaciones de riesgo.
  • Conviene dejar la inmersión cuanto antes: si el calambre volviera a producirse lo hará más fuerte y las consecuencias serán peores sin duda. Realiza el resto de la ascensión a ritmo lento, procurando no someter al músculo a un mayor desgaste.
  • Al salir de la inmersión, busca un bordillo en el que poder colocarte apoyando tan sólo los dedos del pie, dejando caer el talón hacia atrás lentamente. No realices movimientos bruscos, hazlo poco a poco.
Publicado en: Buceo, Salud y seguridad

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