BORRACHERA DE LAS PROFUNDIDADES

Salud y seguridad

Narcosis”, “Intoxicación por nitrógeno” o “Borrachera de las profundidades”; tres formas distintas de nombrar una dolencia que puede afectar a todo aquel que bucee a profundidades superiores a los 40 metros.

Por supuesto esta “intoxicación” no afecta por igual a todos los buceadores, ni siquiera afecta de la misma forma a una persona que la sufra en distintas ocasiones, ya que pueden afectar factores externos y otros condicionantes que pueden complicar la situación en mayor o menor medida.

Si estás pensando en realizar una inmersión a cierta profundidad, resulta fundamental que seas capaz de identificar los síntomas de esta “borrachera de las profundidades”, puesto que la única forma de frenar el problema y ponerle solución es que seamos capaces de identificar lo que nos está sucediendo con la mayor urgencia posible.

En el artículo de este mes hablamos a fondo sobre la Narcosis, para ayudarte a reconocerla tanto si la experimentas tú, como si lo hace alguno de tus compañeros.

 

¿CÓMO SE PRODUCE LA INTOXICACIÓN?

Por lo normal, la Intoxicación por nitrógeno se produce cuando el buceador supera los 40 metros de profundidad, aunque los primeros síntomas pueden aparecer a partir de los 35 metros.

A nivel general, el problema surge cuando el buceador respira una presión parcial de nitrógeno (ppN2) superior a 4 ATA; esas 4 ATA ppN2 se consiguen a unas 5 ATA de aire, que es la presión que se respira por debajo de los 40 metros buceando con aire.

Se trata de un fenómeno físico, no químico, y eso supone que no hay ninguna opción de esquivarlo, ni existen medicamentos ni comportamientos que lo eviten.

Los 40 metros no son una regla exacta: hay quien nota síntomas antes, hay quien no nota nada a pesar de superar esa profundidad; puede que la misma persona a una misma profundidad en ocasiones note narcosis y otras ocasiones no note nada… Como todas las dolencias en general, esta “borrachera” dependerá en gran medida del estado físico del individuo, de sus circunstancias particulares y de cómo afronta la inmersión en particular.

Así, la fatiga, una alteración respiratoria o el estrés son factores que nos predispondrán altamente a sufrir estos problemas.

También se ha confirmado cierta tendencia a este problema en los individuos de complexión delgada y en las personas de temperamento nervioso. Esto, por supuesto, no conlleva que todos los buceadores delgados/nerviosos, vayan a sufrir de intoxicación antes que otros compañeros.

No cabe duda de que el nombre “borrachera” es bastante descriptivo, ya que el estado que se alcanza tiene unas características muy similares al que alcanzamos en una borrachera alcohólica.

 

SÍNTOMAS

Por supuesto, a medida que vamos aumentando los metros de profundidad, los síntomas irán también en aumento:

– Lo primero que notaremos será una pérdida de la capacidad de análisis, junto con la incapacidad para atender a varias cosas o una especie de ralentización de cada movimiento.

– Sobre los 35 metros de profundidad el individuo empezará a notar un estado de euforia y bienestar. Al igual que sucede con la borrachera alcohólica, en este primer estadio notaremos una sensación de bienestar, de alegría; es normal tener comportamientos como empezar a hablar solo, sentir algo de mareo o vértigo, euforia…

– A medida que siga descendiendo, entre los 40 y 60 metros, el estado de embriaguez puede afectar el comportamiento, surgiendo hilaridad, aumentando el tiempo de reacción del individuo y decayendo su capacidad de atención.

En este estadio pueden apreciarse comportamientos extraños; el buzo reaccionará de forma extravagante, irracional, y muchas veces, peligrosa.

A medida que aumentan los metros de profundidad, el buceador notará que le resulta más complicado realizar tareas sencillas, responderá de forma mucho más lenta a cualquier estímulo y tendrá una actitud totalmente despreocupada acerca de las cosas que suceden a su alrededor.

Reírse o llorar de manera descontrolada es sin duda algo muy habitual en el buceador que sufre narcosis.

– A partir de los 60 metros la gran mayoría de individuos presentarán una narcosis tan acusada que supondrá un serio riesgo para su vida.

A estas profundidades se han detectado estados maníacos con agitación y gritos, alucinaciones, estupor catatónico… síntomas que podrían derivar en el coma y posteriormente en la muerte.

De cualquier manera, el mayor problema de todos estos síntomas es que resultarán imperceptibles para la persona que sufre el episodio de narcosis, puesto que habrá perdido la capacidad de autoanálisis. Es por tanto fundamental que vigilemos el comportamiento de todos nuestros compañeros una vez hayamos superado los 35 metros de profundidad y que sospechemos siempre que apreciemos cualquier forma de actuar que se salga de lo “normal”.

 

 TRATAMIENTO

No existe ningún tratamiento, más que el comienzo de la ascensión una vez se note la aparición de los primeros efectos.

Por lo general, todos los síntomas irán desapareciendo a medida que ascendemos (recordemos que se trata de un efecto físico), quedando una especie de amnesia que provocará que el buceador no se acuerde de nada o de casi nada.

Si realizamos un ascenso controlado veremos cómo los síntomas van desapareciendo y, lo mejor, no dejan ningún tipo de secuela o lesión (más allá de la amnesia que impide recordar lo que ha sucedido).

 

PELIGROS DE LA NARCOSIS

Aunque la narcosis en sí misma no tiene por qué suponer un problema de salud grave (siempre que no llegue a un estado extremo), lo cierto es que los comportamientos derivados del estado en el que el usuario se encuentra sí pueden tener consecuencias preocupantes, o generar accidentes que entrañan peligro tanto para sí mismo como para los compañeros de inmersión.

Muchas veces las alteraciones mentales son tan graves que el buceador no será capaz de ascender por sí mismo, lo que supone una alta posibilidad de ahogamiento si no recibe ayuda para la realización de un ascenso controlado.

 

CÓMO ACTUAR

Como hemos comentado, lo más normal es que la persona que sufre de borrachera de las profundidades no sea consciente de lo que está sucediendo, puesto que habrá perdido la capacidad de razonar. Por eso, siempre que pasemos de los 35 metros de profundidad todos los miembros del grupo de buceo deberán estar pendientes de sus compañeros e intentar reaccionar nada más apreciar algún posible síntoma.

Cuando esto suceda, lo más recomendable es acercarse con precaución al buceador afectado y proceder a subir con él unos cuantos metros. Lo más normal es que no oponga ningún tipo de resistencia.

Pero lo más importante en estas situaciones es ser plenamente conscientes de que nosotros también nos encontramos a esa misma profundidad, por lo que también tenemos una alta probabilidad de sufrir una narcosis; lo que, llegado el caso, supondría un serio problema, ya que ninguno de los dos tendría la capacidad de iniciar un ascenso seguro.

 

PREVENCIÓN

No resulta posible prevenir la aparición de la borrachera a través de los síntomas, puesto que no seremos conscientes de tener dichos síntomas. Hay quien aconseja la realización de ejercicios mentales que ayudan a mantener la concentración e intentan mantener la mente consciente de lo que sucede: recitar la tabla de multiplicar, por ejemplo, es uno de los consejos más habituales. Sin embargo, no es algo realmente eficaz, puesto que si la narcosis hace acto de presencia, ni siquiera nos daremos cuenta de que lo que estamos “recitando” no se corresponde con ninguna tabla de multiplicar y aun así seguiremos avanzando.

La pérdida de la capacidad para analizar la situación conlleva que tampoco resulte válido ningún tipo de acuerdo de señales con el compañero; ya que no tendremos opción de pensar en la necesidad de realizar dicha señal.

Por lo tanto, la única prevención posible es evitar la situación, o lo que es lo mismo, no descender por debajo de los 40 metros de profundidad.

De hecho, los certificados de buceo expedidos por todas las organizaciones de buceo del mundo alcanzan una profundidad máxima de 40 metros. También los seguros de buceo llegan hasta ese límite, desentendiéndose de cualquier accidente que se produzca más allá de esos 40 metros.

Dicho esto, si buceando notas sensación de vértigo o mareo, lo más recomendable es que pares la inmersión cuanto antes o que avises a tu compañero; ya que éste es el primer síntoma de narcosis.

Y, por supuesto, debemos evitar bucear en situaciones de fatiga o cansancio extremo, cuando estamos resfriados o cuando nuestro estado físico no está al 100%. Tampoco conviene que afrontemos una inmersión con temor, estrés o miedo. Está demostrado que todo eso acelera el desarrollo de la borrachera.

Hay que evitar cualquier factor que pueda predisponernos a sufrir narcosis: el alcohol es un buen ejemplo.

 

Dejemos las inmersiones por encima de 40 metros para los buzos profesionales.

Publicado en: Buceo, Salud y seguridad

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