Deberemos contar con todo el material de seguridad que nos exigiría cualquier inmersión, al tiempo que resulta imprescindible tener en cuenta las capacidades y nivel técnico de las personas que vayan a participar en la inmersión. Pero además de esto, el buceo en aguas dulces precisa de diferentes puntos a tener en cuenta y por supuesto, la planificación de una inmersión en agua dulce conlleva todos los pormenores de cualquier otra inmersión en lo que a preparación de material supone.
Antes de proceder a la inmersión en cualquier lugar, es preciso consultar sobre las posibilidades de hacerlo. A pesar de que no existe reglamentación sobre el buceo en aguas interiores, sí que existen ciertas zonas restringidas por diversos motivos; como por ejemplo el curso de ríos navegables por el peligro que, sin duda, supone la presencia de buceadores en el camino de embarcaciones que, en ocasiones, pueden ser de gran tamaño.
También es importante determinar si es una zona particular, ya que en este caso deberemos pedir permiso expreso a los propietarios. Una vez nos aseguremos de que disponemos de todos los permisos para bucear, deberemos analizar la zona en cuestión y ser totalmente conscientes de los posibles peligros que podemos encontrarnos. Buscaremos zonas calmadas, sin fuertes corrientes y sin remolinos, valorando también el tipo de corriente, en caso de tenerla.
En este sentido y para poder calcular aproximadamente la velocidad de la corriente, podremos vigilar el movimiento realizado por cualquier objeto que flote, valorando así mismo la influencia del viento para no obtener un resultado incorrecto. Como material de seguridad, resulta prácticamente imprescindible contar con una o varias líneas de cabo con una boya indicativa en el extremo. Procurar estar informados en todo momento sobre la posible aparición de lluvias o de la apertura de alguna presa que pueda conllevar una importante crecida.
