Buceo en alta montaña

Consejos

Sólo los más atrevidos se plantean la posibilidad de llevar su afición por el submarinismo a la alta montaña. No es de extrañar; el buceo en alta montaña es una modalidad que suma gran cantidad de riesgos a los que ya de por sí son conocidos en la práctica del buceo; y por tanto sólo lo realizan aquellos submarinistas de reconocida experiencia y con un estado físico envidiable.
Sin duda, un deporte no apto para cardíacos; y una experiencia única para quienes pueden practicarlo

Los peligros del buceo en alta montaña

Cualquiera de nosotros conoce a la perfección los peligros típicos a los que nos enfrentamos en cada inmersión; pues bien, el buceo en alta montaña supone una serie de factores que añaden a esta actividad multitud de nuevos peligros.
Debemos partir del conocimiento de que en este tipo de lagos de agua dulce, la densidad del agua es mucho menor que en el mar. Esta diferencia de densidad conlleva pérdida de la flotabilidad, afectando directamente a la medición del profundímetro.
A esto se suma que, a medida que la altura se va haciendo mayor, la presión atmosférica va disminuyendo. Por ello resulta imprescindible ajustar los cálculos de las inmersiones en diferentes aspectos, con el fin de no sufrir ninguno de los más que posibles problemas con los que podremos encontrarnos.
Algunos de los más importantes son los siguientes:

    • HIPOXIA HIPÓXICA: por hipoxia se conoce a la reducción de los niveles de oxígeno en la sangre y en los tejidos, algo que conlleva una alteración en su funcionamiento. La hipoxia que se produce por la disminución de la presión parcial del oxígeno a consecuencia de la reducción de la presión atmosférica se denomina Hipoxia Hipóxica.
    • ENFERMEDAD DESCOMPRESIVA: dolencia que tiene su origen en las burbujas de gas que aparecen como resultado de una reducción brusca de la presión atmosférica. La que se produce en los lagos se denomina Hipobárica y se diferencia de la Hiperbárica (la producida en el mar) en que las burbujas que se producen suelen ser de un tamaño mayor y están compuestas por un porcentaje mayor de vapor de agua y dióxido de carbono.
      En alta montaña el buceador se encuentra en un estado en el que la presión le sobresatura, para después sumergirse en un lago en el que ese estado de sobresaturación aumentará aún más. Por ello las correcciones de saturación en las tablas de descompresión se hacen imprescindibles.
    • BAROTRAUMATISMO: Todos los buceadores conocemos los típicos accidentes del oído que pueden ocurrir mientras realizamos inmersiones en el mar. Los que suceden en los descensos en lagos de alta montaña no difieren demasiado de éstos.
      El oído guarda una estrecha relación con el sistema respiratorio, por lo que los cambios de presión hidrostática le afectan enormemente.
      El incremento de presión durante la inmersión puede producir dolor e incluso llevar a provocar una lesión del tímpano si no se produce el equilibrio necesario entre la presión del interior de esta membrana y la del exterior.
    • INTOXICACIÓN POR ANHÍDRIDO CARBÓNICO: El anhídrido carbónico se encuentra en el aire en una proporción muy pequeña, lo cual nos lleva a afirmar que el individuo apenas lo necesita para vivir.
      Al hacer ejercicio producimos este tipo de gas, al tiempo que aceleramos la respiración para facilitar su eliminación, por lo que si desarrollamos un ejercicio de mayor esfuerzo o simplemente si nos llevamos un susto podemos producirnos un sofoco.
      En el buceo en lagos de alta montaña esto toma especial importancia ya que cosas en principio de poca importancia como un poco de exceso de lastre, un esfuerzo físico a la hora de nadar, el frío o el pánico (producido por un susto), pueden provocar una intoxicación de este tipo, que puede concluir incluso en parada cardíaca.
      Por ello toma vital importancia el ser capaces de mantener la calma ante situaciones extrañas, al tiempo que resulta imprescindible disponer de un buen estado de forma.

Características propias del buceo en alta montaña

Ya conocemos los peligros que se pueden encontrar al bucear en lagos de alta montaña, todos estos hacen que a la hora de practicar esta actividad sea necesario tomar una serie de medidas y precauciones en las que se deberá ser sumamente minucioso.
A nadie se le escapa la necesidad de preparar cada inmersión por muy sencilla que pueda parecer; pues bien, a la hora de preparar una de este tipo, son varios los elementos a tener en cuenta. Debemos ser conscientes de que entraremos en un medio totalmente desconocido y que resulta inhóspito para el hombre; el frío es extremo y la vida que encontraremos en los fondos resulta en la mayoría de los casos, totalmente desconocida.
Tres términos deben ser tenidos en cuenta previamente: aclimatación (debida y necesaria por la falta de oxígeno), acostumbramiento y conocimiento del lugar de buceo. Sin estos tres pasos previos nunca, nunca deberá realizarse una inmersión de este tipo. En este sentido, siempre será recomendable acercarse al lago a pie, lo que nos servirá para que nuestro cuerpo se vaya habituando a las características atmosféricas del lugar. Por el contrario, si vamos en helicóptero, el cambio de presión será aún más brusco y no podremos entrar de inmediato en el agua puesto que nuestro organismo no se encontrará aclimatado y eso supone serios riesgos.
Como ya hemos señalado, la densidad del agua dulce es menor que la del mar, esto supone la pérdida de flotabilidad, lo que afecta a la medición del profundímetro, al tiempo que nos obligará a realizar ajustes en el lastre utilizado.
Para planificar correctamente la inmersión deberemos basarnos en la medición de la presión atmosférica del lago.
Este tipo de buceo deberá realizarse siempre bajo la supervisión de un instructor cada dos buzos, que permanecerá perfectamente atento a todos sus movimientos; advirtiendo cualquier mínimo síntoma de que pueda existir un problema.
Ni que decir tiene que la compenetración entre los dos buzos debe ser total y que nunca se podrá perder de vista al compañero.
Uno de los momentos más delicados es cuando llega la hora de salir a la superficie. En la altura el ritmo cardíaco aumenta por la falta de oxígeno y al salir a la superficie y sacarnos el regulador de la boca, respirar un poco de oxígeno puede conllevar desmayos inmediatos; es fundamental es alguien se encuentre cerca del buceador en ese momento.

El equipo

Las bajas temperaturas de los lagos (algunos incluso llegan a estar parcialmente helados) y su fuerte sedimentación; condicionan necesariamente la equipación necesaria para la práctica de este tipo de buceo.
En este sentido resulta imprescindible la utilización de trajes secos, normalmente realizados en neopreno de 9mm de espesor, con válvulas de llenado y vaciado de aire para evitar al buceador el contacto directo con el traje. Esto le permitirá mantenerse más tiempo bajo el agua.
En los casos en los que el agua está extremadamente fría, los buceadores suelen utilizar un mono de forro polar debajo del traje de neopreno.
Por otro lado, uno de los elementos más importantes en el equipo es la máscara. La máscara facial integral, con el regulador de aire incorporado, aporta comodidad y resguardo ante el frío, ya que tapa todo el rostro, además de poder incorporar un equipo que servirá para comunicarse con los compañeros de inmersión o con la superficie.
El regulador es una de las piezas mas importantes de todo el equipo, ya que suministra el aire que el buceador respira debajo del agua. Los reguladores utilizados en el buceo en alta montaña están especialmente pensados para bucear en aguas frías, aguas contaminadas o sucias, ya que su diseño evita que sus componentes internos entren en contacto con el agua, proporcionando una estanqueidad perfecta.
Además realizan su labor principal de proporcionar aire al buceador de manera perfecta.

Historia de un gran récord

El pasado 24 de agosto de 1999; un grupo de cinco submarinistas españoles establecieron un nuevo récord de Europa de inmersión en altitud.
Fernando Albajar, José luis Cortias, Gerardo Cortias, Jordi Laudo y Ramón Margalef, se sumergieron en el ibón de Cordier o Maladeta (al suroeste del pico de Madaleta y bajo el pico de la Madaleta Occidental), a una altitud de 2.958 metros.
El motivo de la hazaña no fue otro que el de tomar muestras biológicas de la zona, en un proyecto de colaboración con la Unidad de Vida Silvestre del Parque Natural de Posets-Maladeta.

Publicado en: Buceo, Consejos

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