BUCEAR CON MAL TIEMPO

Consejos

Aunque no nos guste, estamos entrando en pleno invierno. El mal tiempo hace días que se ha instalado entre nosotros y se quedará aún durante largos meses…. Desesperante para los buceadores, hasta tal punto que muchos prefieren no tener en cuenta el mal tiempo y realizar igualmente sus inmersiones.

No hay nada de malo en ello; bucear con mal tiempo puede convertirse en una experiencia única realmente gratificante, siempre y cuando se respeten una serie de reglas básicas de prudencia.

Porque resulta evidente que bucear con mal tiempo entraña más peligros que hacerlo en un radiante y soleado día. Lo importante es conocer esos peligros y saber cómo actuar ante ellos.

Escribimos este artículo para todos aquellos que piensan que bajo el mar no existe el invierno.

 

BUCEAR CON MAL TIEMPO

Bucear con mal tiempo no solo es posible, sino que puede resultar una experiencia única.

Y es que, cuando las condiciones son contrarias, cada movimiento que se realice bajo el agua debe ser medido y estudiado, y por tanto, puede ser disfrutado al máximo; toda precaución es poca y deberemos poner todos nuestros sentidos en alerta, lo que sin duda nos hará vivir la inmersión de una forma totalmente diferente, mucho más intensa.

Pero no sólo se trata de eso, con el mal tiempo la fauna marina está mucho más viva y eso supone un espectáculo único. Efectivamente, con la mar agitada el alimento es mucho más abundante y eso provoca un auténtico revuelo entre los habitantes de las profundidades, quienes además se mostrarán mucho menos asustadizos en los lugares más agitados. Por lo tanto, el mal tiempo nos ofrece la oportunidad de ver cómo se alimentan muchas especies que de otra forma resultaría imposible de observar.

Pero por desgracia no todo es tan bonito… Bucear cuando el tiempo es malo supone tener una serie de conocimientos junto con muchísima precaución, algo que no está al alcance de todos y sin duda el primer paso es ser consciente de tus propias limitaciones para que éstas no supongan un innecesario riesgo para tu vida y para la de tus compañeros.

 

CARACTERÍSTICAS DE LA INMERSIÓN

Cualquier inmersión conlleva una serie de preparativos que todos conocemos, pues bien, cuando el tiempo es malo, toda precaución es poca y en consecuencia deben ser tenidas en cuenta muchas consideraciones que pasamos a comentar, si bien todas ellas podrían resumirse en una sola palabra: precaución.

En primer lugar, está la elección de la zona de inmersión. Ésta es siempre una cuestión importante, pero mucho más cuando las condiciones climatológicas no acompañan. Hasta tal punto que de esta elección dependerá en gran medida el éxito o el fracaso de la jornada.

 

En este sentido, si nos encontramos en un lugar en el que no estamos habituados a realizar inmersiones, siempre será recomendable contar con la experiencia de algún profesional de la zona que nos acompañe y al que deberemos seguir en todo momento.

Únicamente nos decidiremos a realizar la inmersión nosotros solos cuando conozcamos a la perfección la zona y sepamos de los lugares de abrigo.

Por supuesto en superficie siempre deberá quedar alguien y, en caso de que sea sobre una embarcación, ese alguien deberá ser capaz de dominar el barco ante cualquier circunstancia (y con ello queremos decir ante una situación meteorológica adversa), de tal manera que sepamos que podemos contar con él/ella si la situación se pone peor de lo que pensábamos.

Una vez en el agua, casi con seguridad nuestro mayor problema será el de la orientación: con mal tiempo la visualización es más complicada y puede que todo tenga un mayor “movimiento”.

Por ello resulta fundamental tomar una serie de referencias que nos permitan situarnos aunque haya mala visibilidad o nos encontremos con alguna corriente inesperada. En caso de desorientación, resulta fundamental no asustarnos puesto que con eso sólo conseguiremos ponernos más nerviosos y en consecuencia empeorar la situación.

 

LAS CORRIENTES

Si hay algo que debe ser tenido en cuenta cuando realizamos una inmersión con mal tiempo, son las corrientes con la que podremos encontrarnos.

Con el mal tiempo el fenómeno conocido como “mar de fondo” suele ser habitual y éste puede esconder importantes peligros. En primer lugar los movimientos que produce este mar de fondo pueden sorprendernos y desequilibrarnos, por lo que si no estamos sobre aviso las consecuencias pueden ser nefastas. Pero no sólo esto, el mar de fondo suele enmascarar a las conocidas como “corrientes de fondo”, cuya dirección y fuerza resulta por tanto muy difícil de calcular.

Cuidado deberemos tener también con las corrientes superficiales, influenciadas por el viento y que suelen ser más virulentas en las zonas cercanas a la costa.

Más peligrosas suelen ser las corrientes de succión, habituales en túneles o cañones. Éstas pueden llegar a ser tan fuertes que incluso nos arranquen la máscara.

Dicho todo esto, vamos a remarcar a continuación las tres precauciones básicas que deben tenerse con respecto a las corrientes:

1/ Será siempre el buceador más experimentado y que mejor conozca la zona el encargado de ir por delante para analizar la situación.

2/ Deberemos intentar aprovechar la corriente navegando siempre a favor de ellas.

3/ En caso de que la corriente sea fuerte, se recomienda pegarse al fondo y ayudarse de ambos brazos para ir avanzando.

Ni que decir tiene que deberemos tener precaución igualmente con las olas, que pueden arrojarnos contra la costa. No os fiéis de las olas de pequeño tamaño; en el Mediterráneo por ejemplo, ésta pequeñas olas suelen ser muy consecutivas y eso acaba por desconcertar e incluso marear al buceador, dejándole en una situación de cierta indefensión de la que muchas veces resulta realmente complicado salir.

 

PROTEGERSE CONTRA EL FRÍO

Al entrar en contacto con el agua fría, el organismo sufre toda una serie de reacciones que, en la medida de su intensidad, pueden llegar a ser muy peligrosas para el sujeto.

Por eso resulta fundamental conseguir una correcta adaptación a esa agua fría, antes de comenzar la realización de cualquier actividad.

El organismo humano dispone de un mecanismo termorregulador que hace las veces de un termostato, poniéndose en funcionamiento en el instante mismo en el que aprecia cualquier cambio de temperatura.

Así los síntomas de pérdida de calor, que conviene conocer y saber identificar, son:

– Aumento del ritmo cardíaco.

– Aumento de la ventilación pulmonar.

– Aumento de la tensión arterial.

– Aumento de la producción de orina.

Cuando esto se produce, el organismo se pone en funcionamiento para tratar de evitar el enfriamiento, lo que de por sí supone un importante consumo de energía. Este trabajo se concentra en mantener el calor necesario en la parte central del cuerpo, para lo que la “extrae” sangre de las extremidades, motivo por el que éstas son las primeras en enfriarse.

Los trastornos serios comenzarán a producirse en caso de que la temperatura corporal baje de 32ºC, cuando comenzarán a apreciarse síntomas realmente peligrosos como las taquicardias, dolores de cabeza, escalofríos de gran intensidad, náuseas… Si no se pone solución cuanto antes, el proceso seguirá su paso y el individuo podrá comenzar  a sufrir otros síntomas como alucinaciones, falta de reflejos, pérdida de consciencia… que puede venir seguido de una relajación total de las funciones cardíaca y respiratoria.

Por eso te recomendamos que tengas en cuenta el siguiente cuadro:
*TEMPERATURA DEL AGUA: 25ºC — ACTIVIDAD: Parado — TIEMPO: de 1 a 2 horas.
*TEMPERATURA DEL AGUA: de 18ºC a 21ºC — ACTIVIDAD: En Movimiento — TIEMPO: de 2:30 a 3:30 horas.
*TEMPERATURA DEL AGUA: de 15ºC a 18ºC — ACTIVIDAD: En Movimiento — TIEMPO: de 45 minutos a 1:30 horas.
*TEMPERATURA DEL AGUA: de 13ºC a 15ºC — ACTIVIDAD: En Movimiento — TIEMPO: de 30 a 45 minutos.
*TEMPERATURA DEL AGUA: de 10ºC a 13ºC — ACTIVIDAD: En Movimiento — TIEMPO: de 13 a 30 minutos.
En caso de que una persona sufra una pérdida de calor corporal, deberemos sacarla inmediatamente del agua y procurarle calor con todos los medios que se encuentren a nuestra disposición. En caso de ser posible, la sumergiremos en agua que se encuentre entre 38º y 40ºC, lo que le hará reponer la actividad cardíaca y respiratoria.

 

CONSEJOS

Como ya hemos comentado, una inmersión con mal tiempo supone gran cantidad de riesgos “extra” que conviene conocer.

Resulta absurdo hacernos los valientes y por ello siempre es recomendable guardar una serie de precauciones básicas:

– Nunca bucees solo con mal tiempo. El buceo en solitario nunca es recomendable, pero mucho menos si las condiciones climatológicas no acompañan, ya que resultará muy normal tener la necesidad de contar con la ayuda de un compañero.

– Antes de bucear conviene comer alimentos de alto valor calórico: chocolate, frutos secos, bebidas calientes… Nos ayudarán a entrar en calor y evitar que comencemos la inmersión tiritando.

– No pierdas de vista nunca a tus compañeros. Nunca debemos separarnos tanto que perdamos la visibilidad del grupo, de tal forma que puedan acudir de inmediato en nuestra ayuda en caso de necesitarla.

– Revisa el equipo adecuadamente. Esta es otra norma básica que debe ser cumplida siempre, pero resulta de vital importancia cuando hace mal tiempo, puesto que éste aumenta el estrés durante la inmersión y con ello el consumo de aire. Ni que decir tiene que, para evitar pasar frío, necesitaremos de un traje especial. Los trajes secos están pensados para este tipo de inmersiones.

– Todas las inmersiones en días de mal tiempo deben contar con ayuda exterior correctamente situada y preparada.

– Antes de decidir la inmersión deberemos estar correctamente informados sobre la meteorología actual y la prevista, ver como empeoran las cosas sin previo aviso no suele resultar “divertido”… Existen diferentes métodos para obtener la información: el canal 16 del VHF, el Instituto Nacional de Meteorología, Capitanía Marítima del lugar, los Clubes de mar de la zona…

– Nunca bucees cerca de la costa, cualquier golpe de mar puede arrojarte contra las rocas y corres el riesgo de sufrir un mal golpe.

– Durante la inmersión, procura estar en constante movimiento, para evitar el frío.

– Siempre resulta recomendable explorar lugares nuevos, menos frecuentados, en caso de que los habituales presenten mayores peligros. Las zonas de remanso en ocasiones nos pueden ofrecer importantes sorpresas.

– No te fíes de la visibilidad desde superficie, ésta puede verse reducida notablemente a unos pocos metros debido a las partículas en suspensión.

– En caso de que durante la inmersión comencemos a tiritar, deberemos avisar a nuestros compañeros y dar por terminada la inmersión.

– Nunca realizaremos una inmersión si nuestro organismo presenta cualquier tipo de anormalidad. No podemos olvidar que el frío paraliza en parte la actividad muscular y que piernas y brazos son los más afectados.

– Además de comprobar que nuestro traje cumple con las necesidades de la temperatura existente, te recomendamos que valores el uso de un chaleco de neopreno que deberá estar en contacto directo con nuestra piel para garantizar la mayor adherencia y aislamiento del agua. En este sentido, te recomendamos que evites el uso de camisetas de lycra y/o algodón que lo único que consiguen es favorecer la circulación del agua con la consiguiente pérdida de calor que se provoca.

Y un último consejo: tratemos siempre de aprender con cada nueva experiencia.

 

Publicado en: Buceo, Consejos

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