Grados de dificultad en rafting

Deportes acuáticos

El Rafting es una modalidad deportiva consistente en dejarse llevar por la corriente de un río de aguas bravas sobre una lancha neumática (Raft). Este deporte surgió de los navegantes de rápidos que bajaban por los canales de agua en pequeños botes y balsas, nacido en principio como un medio de transporte necesario para exploradores, cazadores y pescadores; ha acabado por convertirse en nuestros días en un método de diversión muy popular y extendido por todo el mundo.

La popularidad del Rafting se basa en la enorme facilidad técnica de este deporte, ya que la persona que desee practicarlo simplemente necesitará saber nadar.

De esta forma y a pesar de la espectacularidad de gran parte de los recorridos, los riesgos a los que nos enfrenta esta modalidad son mucho más pequeños de lo que en principio puede parecer. Evidentemente hay excepciones, lugares en los que la corriente sí puede ser peligrosa y en los que se practica el denominado
“Rafting Extremo”, realizado únicamente por especialistas.

Componentes del equipo

La capacidad de las balsas que realizan recorridos de rafting suele estar entre las 4 y 8 personas. Al frente de cada neumática, colocado en su parte trasera, se situará un guía; perfecto conocedor del terreno por el que deberemos ir. El resto de los componentes del equipo se colocará en los laterales, acatando en todo momento las órdenes del guía para dirigir la embarcación de la forma correcta.

Si nos encontramos en una de nuestras primeras salidas en Rafting, lo más adecuado será colocarnos en el centro del raff, ya que esa es la zona en donde el movimiento es menor; si tenemos alguna experiencia nos colocaremos delante y aquellos que se denominen expertos ocuparán las partes traseras.

Puede ocurrir que una salida se realice con más de una barca, en cuyo caso siempre deberá existir un “jefe”, que dirija toda la excursión, coordinando los movimientos de todos los equipos.

Clasificación de los ríos según su grado de dificultad (Escala internacional)

Antes de realizar una salida, deberemos considerar dos cosas: el nivel de dificultad del río en relación con el grado de experiencia del que dispongamos.
Existe una escala internacional que clasifica los ríos según el grado de dificultad, ésta es:

  • Clase I. Fácil: corriente rápida con ondulaciones y olas de pequeño tamaño. Las obstrucciones que pueden aparecer son fácilmente superables, aún con poco
    entrenamiento. Riesgo bajo.
  • Clase II. Principiante: rápidos con canales anchos y claros. Se requerirá en ocasiones realizar maniobras especiales. Escaso peligro para nadadores.
  • Clase III. Intermedio: rápidos con olas moderadas e irregulares que pueden resultar difíciles de evitar y que pueden hundir la canoa abierta. Se precisará realizar maniobras complejas sobre corrientes rápidas y controlar la embarcación en pasos estrechos. Se recomienda una exploración previa del caudal para los inexpertos. Puede requerir de aistencia por parte del grupo.
  • Clase IV. Avanzado: rápidos intensos pero predecibles, que requieren un completo control de la embarcación. Pueden aparecer olas de gran tamaño y hoyos inevitables que necesitarán de maniobras rápidas y bajo presión. Siempre es recomendable una exploración previa. Requiere de habilidades plenamente desarrolladas.
  • Clase V. Experto: rápidos largos y violentos que oponen multitud de peligros en todo lo largo del trayecto. Será preciso dominar totalmente el rafting, la seguridad y el rescate, así como disponer de unas excelentes condiciones físicas. Nadar puede ser peligroso y el rescate podrá resultar difícil incluso para expertos.
  • Clase VI. Extremo: máxima dificultad y peligrosidad; ríos al límite de las posibilidades de navegación. Deben tomarse todas las precauciones necesarias, teniendo en cuenta que el rescate puede llegar a ser imposible.

Precauciones a tener en cuenta

Antes de cualquier salida de rafting, el monitor realizará una charla a la que deberemos prestar total atención, ya que nos hablará de las características y dificultades del río al que nos “enfrentamos”. Además de esto, será conveniente tener en cuenta algunas precauciones importantes:

  • Para evitar caídas al agua, los pies se fijan a los travesaños del fondo de la balsa mediante unas sujeciones de goma, dejando las manos libres para agarrar el remo.
  • En caso de que nos caigamos en un rápido, deberemos intentar alejarnos lo más rápido posible de la balsa, dejándonos llevar por la corriente siempre boca arriba, en posición horizontal o semisentado y con los pies hacia delante.
  • En la caída es importante mantener la calma, tratar de llegar hasta un remanso y esperar a que el resto del equipo acuda a salvarnos.
  • En caso de que en la caída tengamos con nosotros el remo, éste deberá colocarse sobre el pecho en posición transversal.
Publicado en: Aventura, Deportes acuáticos

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